La evitación es una estrategia disfuncional de regulación emocional y de afrontamiento de las situaciones. Sobretodo la ponemos en marcha ante emociones y/o situaciones que consideramos desagradables. Por ejemplo, seguro que si tenemos miedo de un animal o insecto (araña, cucaracha etc.) tratamos de no encontrarnos con ello, o si nos da miedo el agua, no iremos a piscinas, playas etc., en estos ejemplos estamos poniendo en marcha la estrategia de evitación. También lo hacemos con aquellas emociones que nos resultan intensas, por ejemplo, si nos encontramos tristes porque nos ha dejado nuestra pareja, nos refugiamos en el trabajo, nos vamos a ver una película, o planificamos realizar muchas actividades durante el día, esto es, buscamos elementos externos que nos distraigan de la emoción y de los pensamientos relacionados con esa tristeza.
Sin embargo, esta estrategia puede aliviar el malestar que produce la situación y/o la emoción a corto plazo, pero a largo plazo ese malestar no se procesa, no se digiere o se acepta y por lo tanto hace que se generalice a otras situaciones similares pudiendo llegar a interferir en el funcionamiento del día a día.
A continuación, podemos encontrar las consecuencias derivadas de la estrategia de evitación:
Ahora que conoces cuales son las consecuencias de esta estrategia desadaptativa, es el momento de observarte y conocerte mejor a ti mismo/a. ¡Para un momento! y observa cómo estás actuando ante una situación y/o emoción desagradable. Observa si estás tratando de evitarla y huir de ella o, por el contrario, estás afrontándola y poniéndote a prueba.
Alba López Montoyo
Psicóloga General Sanitaria de Troba’t Psicologia