
El trastorno del espectro autista (TEA) es una afección de tipo neurológica que manifiesta gran variedad de síntomas y manifestaciones clínicas distintas. Aunque las áreas más afectadas son tres: la interacción social, la comunicación y el comportamiento.
A la hora de diagnosticar este trastorno los especialistas tenemos en cuenta un continuo que incluye el trastorno autista, el trastorno generalizado del desarrollo no especificado y el Síndrome de Asperger. Estos problemas se sitúan a lo largo de este continuo y no son una categoría única, ya que cuando hablamos de autismo estamos hablando de personas muy diferentes entre sí con gran variabilidad de conductas y expresiones.
Este trastorno comienza durante los dos primeros años y dura toda la vida. Aunque la intervención temprana es fundamental para mejorar los síntomas.
Las personas con TEA pueden presentar algunos de los siguientes problemas:
Interacción social
- No hacen contacto visual con quién les habla.
- No responden a su nombre.
- Prefieren jugar solos, no comparten intereses con los demás.
- Tienen dificultad para entender las emociones.
- No inician conversaciones o tienen dificultades para mantenerlas.
- Sus interacciones sociales son inadecuadas, se pueden comportan de forma pasiva o agresiva.
Comunicación
- No habla o tiene un inicio tardío.
- Repiten palabras o frases que han escuchado, esto se conoce como ecolalias.
- No comprenden preguntas o instrucciones simples.
- El habla puede ser monótona, o sonar como un robot, incluso puede parecer que estén cantando.
- No utilizan los gestos para señalar.
- No comprenden los chistes o las bromas.
Patrones de comportamiento
- Desarrollan rituales específicos y si se alteran pueden comportarse de forma agresiva.
- Presentan estereotipias, movimientos repetitivos como aletear las manos, girar cosas que les ayudan a calmarse o a expresar alguna emoción.
- Tienen intereses obsesivos y específicos.
- Alta sensibilidad a luces, ruido y a ciertos alimentos.
La intervención en niños con TEA debe estar enfocada a cubrir las distintas necesidades que vayan surgiendo a lo largo de su vida, favoreciendo el desarrollo social y personal. Es importante que la intervención sea lo más pronto posible, ya que esta atención recibida, determinará que el niño presente más y mejores posibilidades de desarrollo y calidad de vida. Según el Documento Autismo y Calidad de Vida, elaborado por la Confederación Autismo España (2003), todas las personas con TEA tienen posibilidades reales de desarrollo y avance siempre que los apoyos y servicios que reciban se adecuen a sus necesidades y tengan como objetivo el mantenimiento y el desarrollo continuo.
Toda intervención será individualizada, basándose en los intereses y motivaciones del niño. Trabajando las necesidades en niveles y dotando al niño con apoyos, si fuera necesario. El diseño del programa abarcará una comunicación funcional y espontánea, habilidades sociales, habilidades funcionales para alcanzar la independencia, reducir conductas disruptivas, habilidades cognitivas y habilidades académicas.
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Sandra Castillo
Psicóloga educativa en Troba’t Psicologia
