Hoy hablamos de un tema muy interesante y, a la vez, confuso entre las personas que lo desconocen, nos referimos a la DISLEXIA. En ocasiones cuando oímos este término pensamos en niños o adultos que no diferencian entre la derecha y la izquierda, o en dificultades para leer algunas letras similares entre si, sin embargo, la dislexia no se refiere exactamente a eso, sino a una dificultad específica para adquirir o desarrollar la habilidad lectora (Silva, 2020).
De hecho, la International Dyslexia Association (2002) lo define como una “Dificultad específica de aprendizaje, de origen neurobiológico, que se caracteriza por dificultades en el reconocimiento preciso y fluido de las palabras (decodificar) y por errores ortográficos al escribir (codificar), siendo estas alteraciones resultado de un déficit en el componente fonológico. Tales dificultades se dan a pesar de un desarrollo cognitivo normal y de una adecuada instrucción escolar. Como consecuencias secundarias pueden aparecer problemas en la comprensión lectora y una experiencia lectora reducida que puede afectar al desarrollo del vocabulario y a la adquisición de conocimientos”.
Lo imprescindible para una buena detección, es realizar una evaluación exhaustiva que permita al profesional detectar los procesos lectores y escritores implicados en el problema y descartar otras posibles causas como una limitación intelectual.
Una vez hemos determinado que se trata de un trastorno específico de la lectura y escritura, es esencial desgranar todos aquellos procesos implicados en la lectoescritura que presentan dificultades. A partir de ahí, el profesional planteará un plan de trabajo. A continuación, os presentamos algunos de los procesos que están implicados en la lectoescritura según Carmen Silva (2020) y que nos permitirán conocer mejor la dislexia y los procesos en los que intervenir.
Además, como padres también podemos detectar algunas señales que pueden ser signos de alarma de una posible dificultad del aprendizaje en nuestros hijos. A continuación, os presentamos algunas de esas señales.
Si crees que tu hijo/a puede presentar dificultades en la lectoescritura, o puede existir un retraso en algunos de estos procesos implicados, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Te asesoraremos y realizaremos una adecuada valoración neuropsicológica para diagnosticar e intervenir lo antes posible en las dificultades existentes.
Alba López Montoyo
Psicóloga General Sanitaria de Troba’t Psicologia